martes, 2 de octubre de 2007

Semblanza


“Enraizamiento del trasplante"

“Los hombres, como los árboles, tienes sus raíces”
Jesús Sotelo Inclán

El movimiento contracultural de la generación de los sesenta se caracterizó por ser una generación de ruptura antibélica, propagaba como ideal “la guerra de las flores”, el abortado movimiento Hippie tenia sus orígenes en los llamados “Jóvenes de las flores”, (Flower Children) usaban las flores en el pelo y pugnaban por hacer el amor y no la guerra como protesta ante los valores de la sociedad en la que vivían y no los hacían felices. En los años sesentas la motocicleta se involucra con la moda de la minifalda, el LSD y las manifestaciones callejeras. Los Beatles son los número uno en la radio, Bob Dylan lanza el tema Like a Rolling Stone, el arte Pop empieza a ser reconocido en Europa. Los chinos inician su revolución cultural. Gabriel García Márquez publica Cien años de Soledad, son asesinados Lhuter King y Kennedy, el hombre llega a la luna, Diego Rivera ha muerto y José Luis Cuevas sin proponérselo, iba forjando el ritual del “Gato macho”. La matanza de estudiantes del 2 de octubre cambiaría la historia de México para siempre.

Justo en esos años de acontecimientos casi festivos; nace la pintora Laura González Espinosa conocida como “Lago”. Este contexto histórico sería el nicho donde años más tarde Laura González estudiaría los movimientos pictóricos mexicanos y europeos, primero en la escuela Superior de Arte y Diseño Gráfico, continuando en la Academia de San Carlos. Tiempo después su tesón por especializarse la lleva a estudiar Diseño de Audiovisuales en la UAM y concluye con el estudio de Apreciación del Arte en el Instituto Helénico. Ha expuesto en La Casa de la Cultura la Pirámide, en la Galería José L. Salcedo, La Galería Alameda y en Hamburgo Alemania, entre otras ciudades.

Las mujeres como Lago también tienen sus raíces, así lo manifiesta ella en sus cuadros: María Sabina y la Malinche, En los lienzos de Lago se advierte una familiaridad con el rito sagrado prehispánico, ese rito es manejado por la pintora con un sentido festivo, y de aquí que el movimiento de su pintura sea un contratiempo energético, un ir y venir rescatando del pasado sólo la información relevante, la que no carga con dejos de tristeza ni ramificaciones de una historia solemne.

Finalmente, la raíz sin piso es ignorada por la tradición oral de lo que no seduce, sino se ejerce en beneficio de la cultura. Por ello es importante que la memoria no sea blanda y vaya en busca de cuadros de Lago, tales como; El juego de pelota, o la efigie de Tláloc. Ellos nutren las costumbres de la realidad seductora del presente histórico, que en algunos años, rememora la exposición del enraizamiento del trasplante de la mexicartista Lago.

Rubén Inclán.

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